viernes, 30 de noviembre de 2007

Las primeras Brigadas Muralistas en Chile

Durante los años 60 surgió en Chile una nueva forma de propaganda política, la cual años más tarde serviría para acercar, de cierta forma, el arte a quienes no tenían acceso a ella. La Brigada Ramona Parra y la Elmo Catalán fueron las pioneras en este estilo.

Los primeros antecedentes de muralismo político en Chile nos remontan a las elecciones presidenciales de 1964. El año anterior, los seguidores de Eduardo Frei Montalva realizaron una campaña nacional para que en muros de todo el país estuviera pintada la estrella (símbolo que caracterizaba su candidatura al gobierno). Ante esto, los adeptos de otro candidato, Salvador Allende, organizaron algo similar, pero de menor envergadura. En este caso, se pintó en los muros de la provincia de Valparaíso la equis de Allende.



Las Juventudes se toman los muros

Aunque los primeros muros se pintaron en 1963, recién en 1968 nació la primera brigada muralista, la Brigada Ramona Parra. Del seno de las Juventudes Comunistas, esta brigada tenía como misión, además de hacer publicidad política, “generar un contradiscurso que se oponga al discurso dominante”[1].

La Ramona Parra estaba formada por jóvenes militantes, la gran mayoría estudiantes, y contaban con un camión -al que llamaban Tetera- y overoles. El hecho de tener que trabajar sólo en las noches les hizo alcanzar una rapidez, organización y técnica realmente alta: en dos minutos y medio podían pintar un muro de 30 metros, ha dicho Luis Alberto Corvalán. Cada pequeña brigada estaba integrada por no más de 25 brigadistas, divididos en trazadores, fondeadores, rellenadores y fileteadores.

Ante la creación y proliferación de la presencia de la Ramona Parra en los muros de Chile, el Partido Socialista ordenó a las Juventudes Socialistas la creación de su propia brigada, y en 1969 se creó la Brigada Central. Luego pasó a llamarse Pedro Lenin Valenzuela para finalmente ser nombrada como Brigada Elmo Catalán (BEC). Además de la Brigada Elmo Catalán, el Partido Socialista creó también la Brigada Inti Peredo.

Contrario a lo que se pueda pensar, no sólo los partidos de izquierda tuvieron sus brigadas. La Democracia Cristiana contaba con los servicios de su Brigada Hernán Mery, e incluso el Frente Nacionalista Patria y Libertad poseía una brigada, la Brigada Roberto Matus. Cabe destacar que estas últimas brigadas no tuvieron tanta importancia, en el ámbito político y artístico, como la Ramona Parra y la Elmo Catalán, y es por eso que no hay mayores datos acerca de ellas.



De la propaganda política al arte político

Durante la campaña presidencial de 1970, las brigadas Ramona Parra y Elmo Catalán trabajaron codo a codo por la Unidad Popular y su candidato, Salvador Allende. Sin embargo, hasta ese momento la práctica del muralismo consistía en breves consignas en que se combinaban dos o tres colores (negro sobre amarillo de la Ramona Parra y rojo sobre blanco de la Elmo Catalán).

La llegada al poder de Salvador Allende coincidió –y permitió a la vez- una evolución en el muralismo chileno. A partir de eso momento las brigadas pudieron hacer sus trabajos con mayor libertad, lo que permitió la inclusión de más colores e imágenes. La Brigada Ramona Parra comenzó a realizar murales de gran calidad artística, a pesar de que, según dice Danilo Bahamones, “Lo importante era que los colores fueran bonitos, y que las imágenes tuvieran fuerza y luz. No había ninguna pretensión artística. Sólo era una expresión de alegría.”[2]

La Brigada Elmo Catalán, al notar los cambios de la Ramona Parra, no quiso ser menos e intentó emular a la brigada comunista. Notoria fue la influencia del muralismo mexicano en los pintados de la BEC, lo que generó murales de mayor complejidad artística, lo que poco a poco fue reemplazando al sentido propagandístico originario.



Más muros para las brigadas

Durante el gobierno de la Unidad Popular, los murales comenzaron a tratar también temas internacionales como la independencia de Angola, autonomía para el pueblo vasco o la libertad para Nelson Mandela. Muchos de estos murales fueron realizados con la ayuda de delegaciones internacionales activistas, que seguían los mismos ideales. Gracias a esta ayuda “internacional”, muchas veces los mensajes también eran colocados en otros idiomas, para que tuvieran una mayor difusión.

El gran impacto que estaba teniendo el desarrollo de este arte motivó también a destacados pintores nacionales, quienes al tener afinidad con el gobierno, quisieron plasmar su apoyo pintando murales en conjunto con las brigadas. De esta forma, pintores como Roberto Matta, José Balmes y Gracia Barrios trabajaron con las brigadas para acercar su arte al pueblo. De los ya mencionados pintores, quien más se destaca por su participación es Roberto Matta. El ya consagrado pintor colaboró pintando junto a la Ramona Parra un mural en La Granja, el cual fue llamado “El primer gol del pueblo chileno”

Años más tarde, cuando el clima social de Chile comenzaba a complicarse, el trabajo de las brigadas se hizo mucho más difícil, por lo que las brigadas dejaron de realizar murales estéticamente bellos para volver a las consignas políticas. Finalmente, con el golpe militar de 1973, las brigadas, por la seguridad de sus integrantes, debieron disolverse, y todos los murales realizados fueron rápidamente borrados por los militares, eliminando también cualquier vestigio del gran grupo de brigadistas que acerco de cierta forma el arte a quienes no tenían acceso a ella.


[1] Pinto Vallejos, Julio y Moulian, Tomás: “Cuando Hicimos Historia: La Experiencia de la Unidad Popular”, p. 167

[2] Sandoval Espinosa, Alejandra: “Palabras escritas en un muro. El caso de la Brigada Chacón”, p. 33

Imagen: Fotografía de un mural pintado por la Brigada Ramona Parra, ubicado frente al Estadio Victor Jara, Psje. Arturo Godoy s/n.


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