viernes, 30 de noviembre de 2007

Brigadismo Muralista en la Dictadura

Es sabido que el régimen militar persiguió a todo tipo de agrupaciones de izquierda. Las brigadas muralistas no están ajenas a esta realidad, desarticuladas y acribilladas, muchas terminaron por desaparecer. Sin embargo, varias son las brigadas que superaron esta dura etapa. Algunas, todavía persisten en su trabajo.


En los años de la Unidad Popular, el Brigadismo Muralista se encontraba en auge. Sin embargo, luego del golpe de estado en 1973, como es de suponerse, las brigadas muralistas comenzaron a desaparecer, fueron perseguidas y acribilladas por el régimen militar. Los murales, por orden de la cúpula dictatorial, fueron borrados una y otra vez, con el fin de hacer desaparecer cualquier vestigio de las corrientes ideológicas de izquierda que dominaron el país en aquellos años.


Además de los murales políticos hechos por las brigadas, el régimen destruyó todo tipo de pinturas murales hechas durante la Unidad Popular, incluso las artísticas, como es el caso de un mural hecho por Roberto Matta en la comuna de La Granja, el que se llamó “El primer gol de Chile”.


Con la desarticulación de las brigadas, el muralismo político decayó en su proceso de desarrollo, llegando prácticamente a desaparecer dentro de nuestro país. Sin embargo, muchos de los brigadistas partieron fuera del país, debido al exilio, y en esas condiciones, muchos de ellos continuaron la expansión de su arte fuera del país. “Hay calles en toda la tierra”, como diría Roberto Matta.


Los años ’70 continuaron con la tónica mencionada. Sin embargo, ya en los ’80, el muralismo político empezó a reaparecer de forma progresiva, muy tímidamente al comienzo, pero conforme pasaba el tiempo, las poblaciones más “combativas” de aquellos años terminaron repletas de murales de contenido subversivo, que incluso, de forma camuflada, enseñaban a los pobladores a fabricar armas, con el fin de atrincherarse a luchar contra la dictadura. Villa Francia, Población Santiago, La victoria, entre muchos otros barrios emblemáticos de la lucha callejera, terminaron transformándose en el lienzo santiaguino para cientos de pintores brigadistas que querían retratar el crudo momento que vivía el país.


A mediados de la década del ’80, al interior del Partido comunista, nace una nueva forma de muralismo, más rápido y llamativo, que nacerá con el fin de generar técnicas prácticas para difundir el mensaje en contra del régimen totalitario de Augusto Pinochet. Como una forma de trabajar de manera rápida, se crea la técnica del “Papelógrafo”, método ideal para plasmar mensajes en las paredes en tan sólo unos minutos. Esta técnica consiste en confeccionar grandes papeles de color café, tipo papel Kraft, con un mensaje pintado a mano. Luego, esta larga tira de papel se pega en una pared donde la afluencia de gente sea masiva. El método del papelógrafo tan sólo requiere de un par de personas y unos pocos minutos para ser plasmado en una muralla, a diferencia de los murales, que requieren de mucho más trabajo, y de movilizar gran cantidad de personas y materiales con el fin de pintar las paredes, lo que se hacía difícil y peligroso en los años de dictadura.


Ya en el año 1989, nace, al interior del partido comunista, la “Brigada Chacón”, que hará del papelógrafo su forma oficial de trabajo, transformándose en poco tiempo en la agrupación más importante en utilización de papelógrafo.


En el mismo año, en el marco de la continuación del trabajo anti dictatorial de parte de los brigadistas, surge la denominada “Coordinadora Metropolitana de Talleres y Brigadas Muralistas”, cuyo fin era la recuperación y organización de los espacios públicos para poder expandir la pintura mural, y de esa forma, rearticular el movimiento muralista Chileno, que prácticamente desapareció en la década del ’70, y primeros años de los ’80.

No obstante, la coordinadora nunca consiguió actuar de forma libre, debido a que se generaron diversos problemas en materia de financiamiento, además de que las autoridades jamás otorgaron todos los permisos necesarios. Pocos años después, ya con la llegada de la democracia, esta agrupación se desarticula, terminando con gran cantidad de nuevas y pequeñas brigadas que habían comenzado a formarse.[1]


Fuentes:

- “Palabras escritas en un Muro. El caso de la Brigada Chacón”, Alejandra Sandoval Espinoza, Ediciones Sur, Santiago de Chile, 2001.

- Periódico “El Ciudadano”, Periódico Mensual, año III, Número 49, 2007.

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